A los niños y a los jóvenes aprender a vivir también les duele
Terapeuta infantil y de adolescentes
asesora familiar y pedagógica
A los niños y a los jóvenes aprender a vivir a veces también les duele, recibir apoyo emocional puede aliviar su sufrimiento y proporcionarles las herramientas necesarias para superar sus crisis y desafíos con confianza.
Mi objetivo es orientarlos en este proceso de recuperación y ofrecerles el apoyo necesario para que puedan lograrlo.
Cómo afectan las crisis, el dolor y el trauma en la infancia y en la adolescencia
Las experiencias dolorosas y traumáticas en la infancia no determinan la vida, pero sí tienen un impacto significativo que puede condicionar el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños y adolescentes en su camino hacia la adultez.
Igual que los adultos, ellas y ellos, viven situaciones sobre las que desconocen como enfrentarse, como sobreponerse y que también les originan sufrimiento y dificultad para seguir avanzando en su vida.
Este tipo de crisis convierte sus experiencias vitales en asuntos muy serios que hay que atender y comprender, para posibilitar que puedan integrar dichas experiencias como parte de su proceso de aprendizaje continuo como persona.
ESCUCHA Y APOYO EMOCIONAL
Para acompañarlos en el proceso de enfrentar estas crisis, es fundamental crear espacios y relaciones seguras y confiables donde y con quien puedan expresar sus emociones y dificultades abiertamente.
Ofrecerles escucha, credibilidad y apoyo emocional les permite compartir sus pensamientos y sentimientos sin temor a ser juzgados. Este es el primer paso. Ellas y ellos empiezan a estar “disponibles”.
A partir de aquí, si también se les permite participar activamente en su proceso de recuperación o de resolución del conflicto, empiezan a sentirse preparados para enfrentarse, renunciar, esforzarse, aceptar, avanzar.. aunque a veces la situación sea muy dolorosa y frustrante para ellos.
En mi experiencia, no he conocido a ningún niño o adolescente que no anhele mejorar sus competencias personales, encontrar su lugar en la familia, en el grupo, en el mundo y aprender a manejar sus emociones y sentimientos.
Podríamos decir que esta aspiración es universal, todos luchamos día a día por pertenecer, crecer y tener un mínimo conocimiento sobre la gestión de nuestras emociones.
Soy Judith López Miró
Mi experiencia profesional como terapeuta infanto-juvenil y asesora familiar y pedagógica me ha llevado a especializarme en intervención de conflictos, en el marco del desarrollo social de los niños y los adolescentes en la escuela, el instituto y el ámbito familiar.
Hace dieciséis años que acompaño a niños, niñas, jóvenes adolescentes y familias en momentos de crisis vitales relacionadas con dificultades de comportamiento, para relacionarse, exclusiones de grupo, maltrato, dificultades de aprendizaje, de comunicación, trastornos alimentarios, ansiedad, procesos de duelo, alteraciones del sueño, “pantallismo” y dificultades en la crianza, entre otros.
Mi enfoque de trabajo acuñado bajo el concepto EREST “Educación Respetuosa y Transformadora”, se basa en reconocer y tratar a los niños y adolescentes como individuos con su propia capacidad de desarrollo.
erest, educación respetuosa y transformadora
El término “Respetuosa” implica incluirlos y permitirles participar activamente en su proceso de aprendizaje y crecimiento hacia la madurez y la adultez.
El concepto “Transformadora” cobra significado cuando la transformación profunda se desencadena, al involucrarlos en su proceso de desarrollo personal, en relación a su autoconocimiento personal y su autoreconocimiento social.
Los resultados de este enfoque lo avalan cientos de horas de trabajo en la consulta y mi experiencia profesional como máxima responsable del Área relacional en el ámbito escolar.
Mi formación en Terapia Gestalt, Terapia familiar Sistémica y Terapia de juego, se complementa con mi habilidad para establecer relaciones confiables y de credibilidad con niños, adolescentes. También con sus famílias
Mi experiencia personal de vida en un entorno marcado por la desestructuración en el ámbito familiar y escolar, la exclusión y el riesgo durante mi infancia y adolescencia, me ha proporcionado valiosas herramientas y una comprensión profunda del dolor y del comportamiento humano. Estas cualidades enriquecen mi enfoque terapéutico y mis estrategias de intervención pudiendo abordar de manera efectiva las crisis que enfrentan las personas a las que atiendo en consulta.
“Las experiencia dolorosas y traumáticas en la infancia no determinan la vida, pero sí dificultan e influyen en nuestro aprendizaje y desarrollo futuro como adultos capaces.”